El grupo Ámbar es el fruto del encuentro entre tres músicos colombianos y un violinista ruso: – Sasha Rozhdestvensky, violín – Francisco González Giraldo, guitarra y voz – Nelson Gómez, guitarrón y Juan Fernando García, percusiones y flauta.
Cada uno de ellos aporta al grupo de manera singular, su universo musical. Para complementar su formación académica, todos los cuatro han explorado con pasión las diversas facetas del mundo de la música tradicional de América latina.
El repertorio es escogido cuidadosamente, dándole así la oportunidad a cada integrante de expresar lo mejor de si mismo, para juntos alcanzar, en la interpretación de grupo, la perfección y la excelencia; logrando de esta manera en sus conciertos, el deleite del público, al ofrecerles en cada obra, un paraiso musical.
Ámbar propone un amplio repertorio de música latino-americana dentro del cual se destacan tres países: Colombia, Venezuela y Brasil.
La música colombiana está representada por el «bambuco» y el «pasillo», dos danzas que florecieron en los últimos siglos en los Andes de Colombia. También su repertorio incluye la «cumbia» y el «porro» de las costas del Caribe colombiano, y el «joropo» de la región oriental. Esta región, atravesada por el río Orinoco, es una gran llanura que se comparten Colombia y Venezuela, formando una sola cultura en la cual se interpreta la misma música. El «vals» y el «merengue», muy populares en otras regiones de Venezuela, completan el repertorio dedicado a este país.
El grupo Ámbar incluye también en su repertorio los «choros» brasileños. Este género tuvo un gran auge en Brasil a principios del siglo XX. «Choro» significa «lloro» en portugués. Esta música encierra varios estilos y ritmos. En sus formas lentas se llena de «saudade» (nostalgia) y en las de ritmo alegre, de un marcado carácter festivo.
Además de la música latino-americana, en su programa de concierto Ámbar ha agregado algunas obras de los grandes compositores del repertorio clásico: Pablo de Sarasate, Manuel de Falla, Manuel M. Ponce, Astor Piazzolla, J.S. Bach, Arcangelo Corelli, etc.
Desde su creación, el grupo Ámbar ha mantenido una constante actividad musical, y sus conciertos han suscitado el elogio y la admiración en Francia, Alemania, Rusia, Israél, Colombia y muchos otros paises, mostrando con éxito su trabajo musical en los más prestigiosos escenarios, tales como el teatro Jorge Eliecer Gaitán de Bogotá, la Salle Gaveau de Paris y la Sala Tchaikovski de Moscú.
Sus discos han sido grabado bajo los sellos DELOS de los Estados Unidos y First Hand recors de la Inglaterra.
La música de América latina
La música tradicional latino-americana actual es el resultado de la fusión de tres culturas: precolombina, africana y europea. Desde el descubrimiento de América en 1492, estos tres grandes pueblos aportaron sin cesar al «nuevo mundo» toda la riqueza de sus diferentes lenguajes musicales. Durante siglos, un ir y venir de músicas diversas se estableció entre el viejo y nuevo continente, forjando así, poco a poco, la música tradicional de hoy. Es así como en los Andes se encuentran melodías prehispánicas autóctonas armonizadas a la manera del siglo XVI español y viceversa, aires europeos del Renacimiento interpretados al estilo de la música tradicional indígena.
En otras regiones, el espíritu barroco de los siglos XVII y XVIII está aún presente, allí, los músicos se reúnen para improvisar con sus voces penetrantes y agudas, bellas melodías que acompañan con sus guitarras antiguas traídas siglos atrás por los españoles y en sincronización perfecta con alguna sutil percusión, van tejiendo alegremente ricos contrapuntos que como lluvia de estrellas bañan de colores las noches tropicales de los llanos colombo-venezolanos o de la Huasteca mexicana.
El siglo XIX fue el siglo de las independencias, la burguesía de las nuevas y jóvenes repúblicas se dejó subyugar por el encanto del vals europeo y por todas aquellas danzas que estaban de moda en los suntuosos salones del viejo continente, pero el pueblo pleno de cuatro siglos de mestizaje cultural durante los cuales la tradición musical del continente africano con todo su arsenal de percusiones estuvo frecuentando aquellas de origen hispánico y Amerindio, supo apropiarse de esta moda, creando sus propios valses, polkas y marchas. Aparecieron entonces nuevos géneros en los cuales los antiguos ritmos y melodías que habían surgido de dichas culturas se fueron mezclando otra vez a la reciente música europea. Todo esto generó un vasto movimiento cultural, produciendo excelentes instrumentistas y compositores tales como: Jacob do Bandolin y Pixinguinha en Brasil, Pedro Morales Pino y Carlos Vieco en Colombia, Heraclio Fernández y Emilio Sojo en Venezuela, etc. Este movimiento perduró hasta la primera mitad del siglo XX y actualmente comienza a renacer con fuerza en numerosos países de América latina. Este continente nos muestra hoy en día el desborde creativo de esta tradición musical siempre viva, omnipresente y en constante evolución.